Todos tenemos un mapa. Lo tratamos mal, lo olvidamos... Pero sin él estamos perdidos.
Todos tenemos una luz al final del túnel que nos indica el camino.
A veces no queremos verla, la ignoramos, pero la necesitamos.
Todos tenemos una estrella en el cielo que nunca se va a ir, que nos consuela cuando estamos tristes y que no nos dejará solos nunca más...
Se llaman papá y mamá.
Sé que no todos son buenos, pero los que tienes unos buenos padres deberían de darse cuenta.
Mis padres, para mí son geniales.
Ellos me han criado, inculcado valores, dado ideas, consolado, enseñado... Me han ayudado en todo lo que han podido y yo los he dejado. Vale, sí, han cometido errores, pero, ¿quién no los comete?
Y aunque hay demasiadas veces que les grito, les odio y demás, les quiero muchísimo.
Mi madre es la reina de las pesadas, pero eso demuestra que me quiere. Y mi padre no es nada pesado en el sentido en que lo es mi madre pero también se preocupa mucho por mí.
No tenemos tardes familiares, no somos una perfecta familia feliz, pero aún así les quiero mucho y esos momentos extraños de cariño son lo único que necesito.
Son mi mapa en la vida, mi luz al final del túnel, mi estrella en el cielo...
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